lunes, 7 de noviembre de 2011

Domingo 21.00

El mejor invento...
El haber leído algunas líneas hace muy poco tiempo, alimentaron mi reflexión sobre tan dichoso juego. El Fútbol.
Recuerdo siempre esos primeros pasos, que las fotos ayudan visualizar, en donde uno vestía orgulloso los colores heredados, por vía paterna generalmente, y su mejor compañera, la pelota. Donde no era necesario ningún requisito específico, ni mucho menos se exigía cierto nivel, solamente basta un poco de espacio y poner la pelota a correr. Porque precisamente es eso el fútbol, ver y desear la pelota correr, un emisor, un receptor, un entrometido que la quiere robar, otro cuidar y uno más osado convertir. Convertir en una de las palabras más usadas en el mundo, en donde no se pronuncia en tono moderado, siempre se grita: ¡GOOOL! y  ya el filósofo parece que lo había reflexionado, es quien mueve sin ser movido, que ordena y da el primer empujón para que se desate un cúmulo de emociones, que querer encasillar en palabras sería estéril.
Todo esto también para dejar escrito en algún lado, las vivencias domingueras de las nueve de la noche. Porque si en esencia el fútbol es lindo, imagínese usted si se comparte con amigos. Quizás en la semana no los viste, no charlaste, no cruzaron ningún café, pero basta con verlo correr y tocar la primera pelota para adivinar como es que anda este amigo tuyo para dar rienda suelta a su ilusión en una esquina perdida del magno Alberdi, felizmente adornada con dos canchitas de cinco.
Ayer, Domingo, fue uno de esos encuentros donde el fútbol nos reunió una vez más para sorprendernos y hacernos acordar de que es uno de los pocos momentos en donde uno no se preocupa ni por lo que pasó ni por lo que vendrá (excepto que sean jugadas) y se dedica y encarga de vivir el presente, de no perder de vista un instante el balón y su dueño temporal. Ayer ganamos. Perdón la exageración pero créame que yo comienzo mi semana de otra manera, con la sensación de aquel que saldó una deuda, que devolvió algo ajeno, que le pudo devolver una sonrisa, al juego que nos arrancó tantas lágrimas, tantas emociones, tantas carcajadas, con un caño, un sombrero, un fierrazo desde lejos, con un cabezazo a contrapierna, con una pared, un pase en cortada, en fin, repaso en mi cabeza lo arriba escrito y la alegría llena plateas.
A los domingos de cancha con mi viejo, a los domingos de fútbol con amigos, al fútbol de todos los días; les agradezco su grata compañía.


"Y porque si,
porque sobran las bolas,
de matarla con el pecho
y no tirarla afuera.
Para jugar 
de local en cualquier cancha,
aunque pongo el corazón
y vo´ poné la plancha."

El baile de la Gambeta - Bersuit Vergarabat



.egui.