miércoles, 2 de enero de 2019

"Siempre sin paraguas, siempre a merced del aguacero"

Vivo el día a día, como cualquier tipo pero... siento la carga. Entiendo que lo que me toca vivir en estos días no me deja ver con claridad los días venideros. Mas que me importa mirar para adelante. Pareciera que todo va por detrás, el fenómeno se presenta inmodificable, le guste a quién le guste. Si claro, podremos escudriñar en los campos de las voluntades personales aquellas decisiones que nos fueron llevando a tales consecuencias, pero la verdad, que ese argumento me tiene un poco asqueado.

El día a día me quita lugar a la proyección. A decir verdad, nunca fui muy bueno para estas cosas tampoco, no está Ud. en presencia de un eximio planificador ni mucho menos. Pero de alguna manera me veo cercenado en mi libertad de elegir. El contexto condiciona, el afecto también.

A medida que intento profundizar, a pesar de todas mis limitaciones, me veo en la necesidad de preguntarme si este postergar/se que uno atraviesa no tendrá que ver con otras cuestiones no resueltas en uno y que a colación de las cañadas oscuras que ahora tocan atravesar uno viene a levantar la bandera, no sin bronca, de ¡eh pasa que ahora no puedo elegir!

Tantas veces recuerdo haber pronunciado eso de: "no se puede elegir lo que te pasa pero si que hacemos con lo que nos pasa". Hoy me suena a Osho, a "fluir", a "soltar", y a toda esa caterva de pensamientos rastreros, playos, de segunda mano que suelen caerle bien a esa parte del mundo con la cual no comparto nada. Salvo el mundo.

Medio roto, bastante cansado, en un impulso casi irrefrenable vengo una vez más a abonar este espacio que al parecer es sostenido por un autor en franco declive literario.

.egui.

martes, 2 de enero de 2018

"En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío.¨
Ernesto Sábato

Tiene la sensación de soledad propia de aquel que transita la tormenta, la oscuridad, la montaña de noche, la callejuela sin iluminación, el mar a oscuras, el camino sin referencias, pero un empujón que lleva a seguir adelante no lo abandona. Hace tiempo dejó atrás los amuletos, las costumbres, los hábitos del errante.
Quizás es ingrato con la compañía (lo cual constituye una paradoja para con el primer párrafo) pero es posible estar solo entre muchos. La soledad adquiere la forma necesaria para acomodarse a las carencias de uno.
Disfruta de a ratos los cruces de camino. Pero no hay manera de permanecer en el cruce, si se pudiera permanecer este sería camino y ya no un cruce. No puede terminar de disfrutar la intensidad del cruce con los afectos. Pareciera que hay algo que no le permite gozar de su milagro de hoy. Muy probablemente sea él ese impedimento. Siente que se posicionó en una sintonía que no tolera varios oyentes, es más, tolera uno solo. Es muy difícil dejarse ayudar.
Categorías como siembre/cosecha, don/mandato, mérito/demérito, gracia/pecado, vicio/virtud, culpa/inocencia, funcionan en él permanentemente tratando de ordenar una realidad atropellante que no se deja encasillar, mucho menos analizar, de momento solo se deja vivir. Sus intentos por buscar causas, atacarlas, procesar información, aprender; no cesan. Esto lo cansa.
¿Quién pudiera escrudiñar las causas de las causas?
¿Quién con la capacidad para entender lo que pasa?
¿Quién con la mansedumbre para tratar a los dolientes?
¿Quién con la prudencia para gestionar el accionar virtuoso?
¿Quién con la humildad suficiente para dejarse ayudar?
¿Quién desde el más humano de sus rincones no puede disfrutar?
¿Quién para entender que hay momentos que no vuelven más?
Dejar pasar el tiempo no constituye ningún esfuerzo, pues el tiempo no necesita de la fuerza de uno para seguir andando, el tiempo pasa sin más. Pero esto que no requiere virtud, tampoco trabajo, parece ser el único instrumento esperanzador.
Dejará pues, pasar el tiempo... actuará con lo que tiene, con lo poco que tiene para dar batalla y tratar de estar a la altura de aquellos que lo quieren, y lo quieren bien.
Andará, equivocará, llorará, insultará mirando el cielo, mascará bronca, pateará una piedra imaginaria o no, empujará, golpeará puertas equivocadas, abrirá otras, descuidará a los suyos, se desgastará, se romperá. Pero algo sigue vivo en él, Alguien vive en él.

miércoles, 8 de junio de 2016

Ella y el ladrón

Al parecer todo sucedía con antipática cotidianeidad hasta que se encontró con el más horrible de los ladrones, aquel que roba los recuerdos... o bien hay veces que en lugar de robar (no sin cierta violencia) le juega alguna treta a la memoria, cambiándole la carátula a los cajones que esta tiene por cuestiones meramente organizativas. Como usted se imagina, toda memoria tiene cajones, grandes, chicos, con polillas o sin ellas, hay cajones. Este ladrón en su arista de burlón cambia el rótulo de las gabetas y disfruta de los contratiempos propios del asunto... este.... de... la memoria.
Los incordios generados no solo molestan a la víctima si no también a quienes rodean al damnificado/a de tal asunto, con lo cual el mayor peligro es que este se convierta en doblemente víctima, víctima del robo propiamente dicho o los juegos del ladrón burlón y en ocasiones también víctima de la impaciencia, la presión, la insistencia de aquellos que rodean al afanao o embromao. Porque hay necesidades que no pueden esperar o al menos eso nos enseñaron, mal enseñados.
La víctima fue ella, el ladrón burlón el destino.
Este ladrón que según sus propias palabras juega con los recorridos de otros porque el propio es un tanto aburrido, disfruta morbosamente de cambiar carátulas y rótulos o robar algunos recuerdos, creyendo de tal manera estar ejerciendo algún tipo de virtud o conocimiento validado vaya uno a saber por quién, o peor aún, ¿qué público disfruta de los olvidadizos? así le llaman a las víctimas de este tipo. Así le llaman a ella.
Ella, producto del propio engaño o robo, se encuentra en una situación de inseguridad. Tanto por el robo como por el esfuerzo que hace para tratar de entender las reglas de una lógica que ella no eligió, desfragmentando parte por parte un reglamento que cambia a cada paso, en cada jugada. Un poco cansada y otro poco aburrida de jugar un juego que no entiende activó un dispositivo que el ladrón burlón no consigue conquistar ni sabotear.
Activó la memoria del corazón, y ahora es ella quien pone reglas conocidas, en las cuales se encuentra cómoda, ella siempre puso el corazón, ella guarda todo en su corazón. El ladrón burlón algo sospecha del nuevo paradero de los recuerdos pero ya no es su jurisdicción, no nació ladrón capaz de gambetear un sistema de alarma que atesora lo más atesorable, las memorias del corazón.
Quizás el ladrón pueda robar fechas, números, nombres, sistemas, palabras, largos poemas, cortas frases, natalicios, defunciones pero quedate tranquila, que ese muchacho no puede robar caricias, sensaciones, abrazos, miradas, desayunos, besos, palmadas. Ella entendió que hay una manera de no olvidar, que hay una manera de resguardarse del ladrón de los recuerdos, activó un dispositivo que no es susceptible de boquetes neurológicos....
Plazo fijo en el corazón, tazas altísimas.
Tesoros en el corazón.
Tesoros.
Ella y sus tesoros son inolvidables, porque no son necesarios los recuerdos, su corazón conjuga un solo tiempo. AMA EN PRESENTE.

.egui.

viernes, 5 de febrero de 2016

Compre, vendí y perdí.

"Y es así:
o te rebelás
o te consumís
(cerrando los ojos, no sirve aplaudir...)
La hora del miedo, parece llegar
y aquí
no vale pensar..." El Señor de La Vela Puerca

Nos vamos a morir. Tal afirmación no le aporta ninguna novedad a nuestro existir pero si le sumo una variable a este postulado me despierta cierta inquietud. Nos vamos a morir sin saber verdaderamente quienes somos.
Si fuésemos capaces de desentrañar todos los encondrijos de nuestra existencia, la misma sería necesaria y ya no contingente, sometida a nuestras cotidianas coordenadas de tiempo y espacio en las cuales nos movemos, somos y estamos. Si fuésemos capaces de poder aprehender todo tal cuál es sin que nada se escape estaríamos en presencia de otro tipo de ser. De manera que no deja de ser interesante pensar en aquellos intervalos donde somos arrebatados por una suerte de golpe al orgullo donde nos damos cuenta que no podemos con todo. Y esto puede sonar a la más grande de las excusas, quizás así sea pero al menos esta vez no es mi interés reparar en ella, si es el tuyo adelante, llamale excusa y abona el determinismo de ciertas miradas científicas.
Pensar y asumir que no podemos con todo, supone tragarse cierto orgullo que cuesta digerir pero suaviza el criterio. Parece aquellos remedios que de chicos nos propinaban y al parecer nos curaban pero su sabor era tan amargo y fiero que de momentos preferíamos seguir enfermos con tal de no tragar ese ungüento por mandinga preparado.
Pensar y asumir que no podemos con todo, supone estirar la mano para pedir ayuda y en el mejor de los casos encontrar otra mano que ayude a caminar. Esta mano es de otro necesitado que tras el mismo proceso o uno mucho más saludable pone al servicio su compañía. Es sencillamente complejo que seamos en tanto y en cuanto nos reconozcamos y actuemos como necesitados. Ser en necesidad constante de ser necesitado. La plena confianza, la absoluta creencia que puedo solo nos cercena de tal manera que recorta las propias proyecciones y las reduce a horizontes de óleo, que no resisten un atardecer.
Quizás cuando más necesitado soy, más me humanizo y mientras más humano, más necesitado. Pero la necesidad tiene mala prensa, lo esperable, lo que se vende, lo que se busca, no es al tipo necesitado. Se busca al necesario y de esos no hay ninguno, mejor dicho, hay uno solo.
Hoy me voy a dormir pensando que compré una gran aparato de complejidad, con ciertos tecnicismos propios de los que saben del tema, me creí que mientras más difícil y rebuscado mejor. Desprecié la sencillez, la subestimé de tal manera que la vendí por dos monedas, orgullo y soberbia.
Compré un buzón contento de mi adquisición, creí hacer lo correcto, incluso me encontré a varios que con rebuscadas palabras halagaban el gran buzón. Compre, vendí y perdí. Nunca entendí la lógica del mercado, quise hacerme el enganche con un 2 en la espalda.
Pero mañana espero no caer en la misma treta, voy a aventurarme en la lógica de la necesidad... Regalar, esperar y agradecer.

.egui.

jueves, 9 de enero de 2014

8 de Octubre de 2013.

Y aquí me encuentra de nuevo esa callejuela que siempre tiene nombre de pluma. Hacía algún tiempo que algo recorría los escondrijos más oscuros de mi pobre imaginación, pero no lo quise apurar a ese Don. Sé, por escasa experiencia, que él maneja los tiempos y no yo, simple títere de su voluntad. No se alegren los escépticos, no hablo del buen Dios, más bien me refiero a un arrebato de mi pobre imaginación.
Tal cosa no viene de la nada, pues de ella es imposible que algo venga. Esta construcción es hija de la Amistad. Amistad que tiene ambiciosas pretensiones. Amistad que exige, propone, demanda, guía y desafía.
Pues bien, basta de preámbulos. Me han invitado a ser familia. Si, por segunda vez en mi historia, me han hecho tamaña invitación. No se si a tal propuesta existe otra respuesta que no sea afirmativa, nos consideramos necesarios vió.
Hace algunos años me encontré con una persona que con el paso del tiempo nos convertimos en grandes amigos. Este, a su vez, encontró a una persona con la cual compartir aquello que no vuelve, su tiempo, sus días. Ella, amiga mía también, es sinónimo de abnegación, sencillez y compromiso. Fruto de esa unión de existencias, fruto de la naturaleza esponsalicia del hombre, fruto del amor, colaboraron con la creación en la persona de Francisco. Un 8 de Octubre del 2013 quedará grabado con doradas letras en la esencia misma de sus grandes corazones.
Es interesante ver desde cerca, y escuchar de la fuente, todo lo que los padres hacen en un silencioso servicio que no conoce de cansancio, en un laborioso frenesí de cambios que rompen con una vida anterior, en una decisión que es la más difícil, amar. Inevitable que participar de manera cercana a esta experiencia vivida por amigos, me lleva a reflexionar y reparar en todas aquellas cosas que nuestros padres han hecho en nuestros tiempos iniciales de las cuales jamás tendremos noticias.
Largas horas fueron escenarios de interminables reflexiones de poca monta sobre la amistad. Algunas conclusiones (seguramente plagiadas) hemos llegado a dilucidar, pero la que la voluntad popular llevó a la cima, fue aquella de que los amigos son hermanos elegidos. Y está todo fantástico si queda en las palabras, porque accionar como hermano, a decir verdad, yo no tengo idea; pero con alguna ayuda me voy a defender.
Ha pasado el tiempo, la historia hizo lo suyo, la amistad caló hondo y hoy me han invitado a formar parte de su familia, como padrino de Francisco. Bien saben ustedes mis amigos, de mis lentos procesos y si bien mi respuesta fue instantánea, aún sigo elaborando tamaña invitación. Ser padrino no es poca cosa, se me ocurren montones de personas para presentarles que pueden aventajarme en todos los ámbitos de la vida para desempeñar tremenda misión, pero allá su decisión y aquí mi respuesta: GRACIAS.
No soy el indicado para casi nada, pero vemos el tapiz del reverso, y en algún que otro destello de eternidad, vislumbramos la mano tejedora que todo lo armoniza, que todo lo ordena, que todo lo puede. Y ahora sí hablo de Dios. A Él le pido que me asista, y creo firmemente que el actúa a pesar nuestro, a pesar de la insuficiencia de sus instrumentos, al decir del gran Benedicto.
Estoy dispuesto a aprender mucho de Francisco, en estos días mucho no podemos hablar, por obvias razones; pero créanme que anhelo profundamente compartir con mi ahijado algunas charlas, encuentros, momentos, fiestas y demás instancias que nos proponga el camino de la Vida, pero más quiero compartir sus silencios y los míos, sus batallas y las mías, sus desganos y los míos, sus desiertos y pesares; quiero aprender de este que lleva el nombre de un tipo pobre y rico a la vez, de un incomprendido e iluminado. Quiero aprender de vuestro hijo mis amigos. Gracias por poner un Hijo de Dios en mi camino, para recordarme una vez más, lo necesitado que soy de la gracia del Buen Pastor.
Javi y Emi, gracias por su amistad, confianza, cariño y hermandad. Espero estar a la altura de esta labor para el Reino, y bien saben que debés en cuando el padrino necesita un tirón de oreja, lo espero gustoso.
Panchito, gracias, después de un año sin corduras menores me has inspirado algunas líneas. Algún día las vamos leer juntos y reir de la pobre prosa del padrino.
Al buen Dios le agradezco el don y le pido que me asista en el mandato que está al reverso de esta moneda de gracia.

.egui.

lunes, 7 de enero de 2013

La Señora Trascendencia

Este año que comienza me encuentra en no pocas reflexiones, pero la que más me ocupa lugar es aquella de la preocupación. Aviso (como en otras ocasiones) que este no va a ser un escrito divertido, es más, invito amablemente que lo deje en este momento antes de seguir perdiendo el tiempo.
Suele ocurrirme de momentos que se me avecina una preocupación,  la cual dejaría de ser si pudiera discernir cual es su origen. En efecto, es eso lo que me preocupa, el desconocimiento del origen de esta sensación de que me falta hacer algo, de hablar con alguien, de saludar a tal, de abrazar a cual, de mirar a quien... Ciertamente que se duplica este momento cuando comienzo a preocuparme de mi preocupación, lo cual me lleva a un lugar más complejo aún. Ojo, todo esto, en lo personal, no deja de tener sus divertimentos. Porque cuando comienzo a transitar los recovecos más andrajosos y desdeñados del camino sinuoso de mi peregrinar terreno, suelo encontrar viejas preocupaciones que ya han sido resueltas, quizás porque me ocupé de ellas, quizás porque la preocupación sobre esa preocupación, generó otra más grande que no me dejó terminar de estudiar aquella preocupación que puso a rodar esta cadena, cuyos eslabones están todos desconectados.
Lo que puedo diferenciar claramente, es el tamaño de las preocupaciones. Si, las hay grandes, chicas, medianas. Las grandes suelen ser aquellas que sospecho tienen carácter de urgencia, de apremio, esas que de momentos me ocupan en pensar y sentir por qué estoy preocupado. Las pequeñas, en cambio, suelen desaparecer con la más trivial de las argucias mentales. Las medianas, al haber detallado antes a las grandes y a las pequeñas, invito a su imaginación que se preocupe de ellas.
Después de todo este laberinto, que al impacto de la lectura lo llevará a usted a afirmar con toda la autoridad que posee que estoy "del tomate"... le pido humildemente que haga un pequeño acto de fe, y me crea. Tiene su lado positivo, en lo que a mi respecta, la preocupación de estar preocupado.
De primer momento es como una charla de café, donde Quien escribe, Preocupación y Estar Preocupado empiezan a descartar temas para poder encontrar el meollo de la cuestión. Quien escribe es generalmente autoritario, Preocupación es bastante rebuscada, y Estar Preocupado siempre anda en otras cosas; no es un diálogo fácil se imaginará usted. En segunda instancia, estos tres actores, suelen olvidar para que están reunidos provocando la inevitable participación de un nuevo integrante de la mesa, y ahí en seguida se lo ve venir a Nueva Preocupación, de gran tamaño, voz fuerte y siempre con innovaciones de orden ontológico/metafísico. Las cuales no sirven en absoluto y no hacen más que generar nuevos pasillos en este complicado laberinto. No los culpo a todos los integrantes, tienen buenas intenciones pero suelen quedarse hablando de fútbol, y demás sandeces.
Estas charlas, donde estos simpáticos integrantes buscan encontrar la raíz de la verdadera preocupación, callan, escuchan y miran boquiabiertos cuando se suma a la mesa, la Señora Trascendencia. Dama de blanco, elegantemente vestida, de largas piernas y finas manos, delicada en sus modales y profunda en sus palabras, de agudos razonamientos y cercanos conceptos, de cabellos blancos que transmiten experiencia, de mirada precisa y presencia inconfundible. La Señora se encarga de llevar a pasear a estos cuatro integrantes (Quien Escribe, Preocupación, Estar Preocupado y Nueva Preocupación) por los caminos del valle de la Tranquilidad, donde al beber sus aguas, reposar en sus campos, disfrutar del camino, hacen que nuevos soles se avecinen, esperanzas se renueven, alegrías enaltezcan... Con tanta facilidad los saca de su charla de café y los pone de cara a la realidad venidera.
A medida que Trascendencia habla y acompaña, Preocupación se tranquiliza, Estar Preocupado sonríe, Nueva Preocupación se ocupa de una nueva esperanza y Quien Escribe, deja ya de hacerlo...

.egui.

viernes, 19 de octubre de 2012

Encomio del Hombre II

Encomio: alabanza encarecida, según La Real Academia. Es esta línea en la que quiero seguir vomitando desordenadamente algunas sensaciones y convicciones que me genera el Hombre.
Ayer al subir al colectivo en una de mis tantas idas y venidas, se subió un muchacho con su guitarra a "hacer el mango" dejándonos a nuestra merced su talento cultural. Inevitablemente me llevó violentamente a otros pensamientos que mucho tenían que ver con la situación en curso. Este hombre se expuso quizás al más despiadado e implacable de los juicios: la mirada del otro, el qué dirán, y tantas sandeces más con las que se trata de suavizar algo tan tremendo como es la condena, determinación y cosificación del otro en el instante en que ingresa a nuestras vidas.
De repente volví a estar presente y debo confesar que no fueron pocas las buenas sensaciones que regaló en ese momento un encuentro de pares, porque me parece que ahí reside el mayor de los problemas: no nos consideramos pares. Somos pares en tanto semejantes, similares, animales, vivos, insertos en un mundo y en un espacio determinado que podría no haber existido, o más aún, podríamos no haber coincidido... en diez mil años de humanidad coincidir con un par, con otro, con un hermano... ¡no es poca cosa che! Teniendo bien presente como en otras corduras menores hemos hablado, que Hoy no va ser Nunca Más.
Por eso una vez más me encuentro en una obligación de orden moral: agradecer. Agradecer a este buen hombre que puso en música sus buenos deseos para con el mundo, agradezco al público transeúnte de aquel momento, a mi compañero de asiento que con un gesto de aprobación parecía asentir mis locuras internas, agradezco al buen chofer que mientras nosotros gozabamos del espectáculo de la vida, el nos llevaba por los caminos de siempre con preocupaciones diferentes. Agradezco a aquellos que devolvieron un saludo, una sonrisa, una mirada empática, una palmada en el hombro, un abrazo, un apretón de manos, a fin de cuentas, agradezco a aquellos que se dieron cuenta que este momento no lo vamos a vivir más y decidieron hacer de su presente algo mejor; también agradezo a aquellos que aún no se han dado cuenta de la finitud del Hombre pero seguramente han sido escenario y protagonista de buenos y hondos momentos.
Lo escribí anteriormente, lo sostengo aún, confío, creo y apuesto al Hombre... Hermano de este mundo, Rey de lo creado, tiende a su Creador/Fin Último de su existencia.

.egui.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Encomio del Hombre...

Yo creo en el hombre. Yo confío en el hombre. Esto es tan subjetivo como parcial, profundamente arraigado en lo empírico y atravesado por la trascendencia. Ciertamente que hay experiencias malas, feas, catastróficas, deshumanizantes, desesperanzadoras, experiencias que destruyen vínculos, que socavan valores, que bastardean instituciones, pero sigo creyendo en el Hombre. ¿Iluso? Seguramente...
Algo que no vamos a poder comprender por su condición de misterio, es el mal. El mal actúa en nosotros y con nosotros pero eso no quiere decir que seamos malos en esencia. En la mayoría de los casos en donde el mal rige todas las acciones y pensamientos, se debe posiblemente a que nunca hubo un encuentro con el Bien. Lo cual, no quiere decir que basta encontrarse con el Bien, para ser bueno, pero como todo encuentro... es el primer paso de un conocimiento, de experiencia, de profundidad y en un futuro, de poder accionar consecuentemente y acorde al Bien.
En un exceso de tupé, me atrevo a poner en palabras una posible solución: no nos cansemos de presentar al Bien, viviéndolo. Ya decían los antiguos; lo bueno, lo justo, lo bello. Hay que transmitirlo, experimentarlo y hacerlo experimentar, compartirlo, anunciarlo, confrontarlo con el mal. Hay personas que fueron corrompidas, es cierto, pero que lindo desafío pensar que en la misma relación puede ser y es totalmente perfectible, bella, justa y buena. Mientras uno más imbuido en el mal está, más necesitado del Bien se encuentra. Insisto, nada fácil, pues sabemos que lo bueno cuesta, tarda, y hasta en momentos sufre de un fracaso aparente pero también sabemos de su peso y que en el tiempo se va manifestando.
Por eso creo, y confío en el hombre, porque entiendo que los mecanismos del Bien, de apariencia infructuosa, pero son de consecuencia tremendamente eficaz, son los que llevan a la realización de la persona en tanto ella misma en relación con los demás. No les voy a negar que muchas veces me gana el desaliento y la desesperanza y se me hace difícil traducirla en empuje, ganas y fortaleza para esforzarme y tratar de seguir viviendo Bien. ¿Ilusión? Seguramente... ¿Vanas utopías? Puede ser... pero...
Pero permítame que le cuente cuándo y en dónde renuevo mi creencia y confianza en el Hombre... cuando trato con los jóvenes, llenos de ilusiones, de ganas, de profundo sentido de justicia. Cuando trato con los más viejos, en donde la experiencia de los años ha moldeado personas mansas y modestas. Cuando trato con los niños, que ellos tienen por bandera el símbolo del Bien, la alegría. Cuando trato con las madres, que preocupadas y pendientes de sus hijos, tienen fuerzas de sobra para hacer girar el mundo en sentido inverso. Cuando trato con padres, de mirada decidida y límites claros, educan a sus hijos con un solo criterio, el Amor. Cuando trato con amigos, que cara a cara dicen verdades que no queremos escuchar, pero lo hacen con profundo sentido fraterno. Cuando trato, al Hombre, en tanto género, me encuentro con gratísimas sorpresas que, a la fuerza, me "desencajan" y me "sacan" de la cómoda postura que dice: "todo está perdido".

"El odio provoca altercados, pero el amor cubre todas las faltas." Prov. 10, 12

.egui.

martes, 8 de mayo de 2012

Delirios en Colectivo

Aún tiene tiempo de no leerlo.
El más caótico desorden suelen ser palabras que vienen a nuestra cabeza cuando vamos y venimos en colectivo de aquí para allá, o de allá para aquí, lo cual no es para nada igual. Subimos a empujones, bajamos a empujones, saludamos y no responden o no respondemos cuando saludan, nos corremos si queremos, sino nos corren con un pechazo en lugar de permiso, suben los viejitos y entramos en cuestión de segundos en un profundo sueño que de manos de Morfeo viene regalado, o mejor aún, bien despiertos miramos desafiante como diciendo: ¿creés que me voy a levantar? A todo esto una buena frenada vuelve todo a su lugar de origen... el chofer contra el volante, la vieja insultante, el niño sonrojado, la joven y sus apuntes desparramados, el de la música de nada se entera a menos que su auricular quede enganchado en el tablero de Dibujo Técnico de algún futuro ex alumno de Don Bosco, el que vende las tarjetas recita ,cual poeta, su mejor verso para ver si puede ganarse una moneda que hace las veces de mísero sueldo, un toque de timbre como de alerta... se baja alguien, no sabemos si llegó a destino o se escapó de esa rectángulo de lata y maquinarias por mandinga comandado. Basta que este baje, para que otro suba y ahí vuelve a empezar la historia. Están los que se mandan atrás y abren ventanillas, están los que prefieren adelante para hacer más divertida la osadía de "marcar tarjeta" (que de inteligente tiene poco). Y en esta aventura estamos todos... están los que leen, los que duermen, los que cantan, los que escuchan, los que miran, los que tocan, los que afanan, los que van, los que vienen, los que hablan, los de siempre, los eventuales, los que pagan con monedas, los que se les caen las monedas, los borrachos, los no tanto, los laburantes, los estudiantes, los chicos, las chicas, los universitarios, los administrativos, los del club, los de rugby, los que escuchan música, los que escuchamos la música que escuchan los que escuchan música, los pibes, los viejos, las embarazadas, los vendedores, los amigos, los conocidos, los conocidos que no queremos saludar, todos, estamos todos...
Esta tarde iba imbuido en una de estas aventuras colectivezcas, si se me permite el término, cuando tontamente repare en todas estas cosas arriba escritas. Considero que todo esto está regido por el más caótico de los órdenes, pero orden al fin; diferente o excéntrico, pero orden al fin. Porque inclusive en el más caótico des-orden seguimos respondiendo a diferentes alaridos de nuestra ética que empuja para salir por nuestros actos volitivos, por eso agradezco.
Agradezco: a los que dejan el asiento a aquellos que necesitan y la situación amerita que lo usen, agradezco a los que saludan al conductor aunque no responda, agradezco al que toma consideración del volumen musical y lo baja, agradezco al que pide permiso por más que empuje sin querer a casi todos, agradezco al que cuando domina la cuestión el famoso tufo tiene la delicadeza de abrir la ventanilla, agradezco a las viejecitas/os que con su semblante manso buscan un asiento con su mirada, agradezco a los universitarios, sus apuntes y sus libros que siempre renuevan en mí el deseo por el saber, agradezco a los que rezan para que lleguemos bien, agradezco al chofer que me lleva y que me trae, agradezco al que le paga un viaje a aquel que se quedó sin saldo en la tarjeta, agradezco a los estudiantes y sus mochilas por recordarme esas épocas doradas, agradezco, si agradezco este caótico orden de los viajes  en colectivo. Agradezco a todas aquellas personas que me soportan y comparten su cotidianeidad con la mía, en un "caoticamente ordenado" viaje en colectivo.

.egui.

jueves, 23 de febrero de 2012

De Buena Madre

De Buena Madre vine a ser
de corazón fuerte y mirada decidida
de intenciones nobilísimas
de interpretaciones divinas.

Que hubiera sido de mí sin esas caricias
que desde el primer día me regaló
para que yo aprenda en mis primeros pasos
de que se trataba el Amor.

Amor de Madre... quizás el más puro que se pueda experimentar
porque a la hora del apriete
hasta el más rudo y valiente
grita con todas sus fuerzas: ¡Mamá!

Y para mi nunca fue necesario gritar
porque al menor susurro de mis labios
cual granadero en guardia
ahí ya estabas... Mamá.

Incomparable es la luz de tu sonrisa,
insondable la profundidad de tu mirada,
interminables tus abrazos,
de otra naturaleza es la esencia de tu amor.

Si la ternura se hubiera hecho persona,
sin duda que habitaría en vos,
es que sos la expresión más acabada y palpable
del Amor del buen Dios.

Gracias por salir a buscarme,
en cada uno de mis días,
¿que hubiera sido de mi?
si de aquella cuna no me recogías.

En tu mirada me hago niño,
en tu pecho descanso,
en tus brazos recibo aliento,
en tus manos las más dulces de las caricias.

Gracias por educarme, por enseñarme,
Gracias por cuidarme, por amarme
y por sobre todas las cosas te agradezco
por una Familia regalarme.

.egui.

viernes, 16 de diciembre de 2011

¡Salud Perseverancia!

Brindemos, brindemos que se ha terminado un camino y comienza otro. Se ha terminado una obligación y comienza otra. El camino andado mucho ha dejado para saborear, para pensar, para volver de momentos, para recordar y aprender, para olvidar, archivar pero si algo ha dejado es un triunfo. Una batalla que ya no se ha de librar, un umbral que ya no habrá que saltar, una tormenta que ya no va a mojar ni mucho menos asustar; al contrario, con el tiempo va a enorgullecer.
La batalla se dió en un templo, en un templo del saber que a tantos vió pasar y a muchos no volver. Pero esta historia es de aquella que supo volver, una y otra vez, con esperanza renovada, ilusión a cuestas y dos armas: oración y valentía. Oración en reconocimiento y aceptación de la Voluntad de aquel que gobierna nuestros caminos. Valentía para desafiar a las sádicas burocracias estatales que toman forma de instancias finales. También para desafiar quizás a nuestro más grande enemigo, nosotros mismos, nuestras metas, nuestras exigencias, nuestros proyectos, nuestras presiones, nuestra vana e ilusoria espera de resultados "positivos". Con todo eso y mucho más, decidió siempre batallar, militar (porque de eso si que sabe), cual cruzado a Tierra Santa, así iba ella... grandes obstáculos supo rodear, desilusión, inseguridad, falta de motivación, dudas sobre sí, y varios etcéteras que vienen a dar cuenta de lo escarpado del camino.
Con este panorama, les confieso, que yo me hubiera achicado pero he aquí que nuestra protagonista supo hacerse grande en la prueba, fuerte en la tribulación, humilde en la equivocación, paciente en la espera, y por sobre todas las cosas fue perseverante en la acción. ¡Salud Perseverancia! Gran móvil que te llevó al punto tan anhelado, persevera hasta el final y te será entregada la Corona de la Vida, dice el libro de las Revelaciones, y vos hiciste carne este pasaje, con la mirada puesta en la meta, en la cumbre. Y allá fuiste, hacia lo alto según Pier Giorgio, donde los que no se achican llegan.
Me toca ver todo esto de un lugar privilegiado, fui un espectador de lujo de esta coyuntura que atravesaste, no solamente airosa sino también, tenazmente educadora fue tu actitud frente a la cantidad de mesas y presentes que fuiste sorteando.
Desde el corazón te felicito hondamente, gracias por dejarme caminar a tu lado. Con una historieta así quién no se irá atender con esta Doctora que sale al mundo, donde además de asimilar su ciencia, enfrentó mano a  mano cada uno de los avatares que la Voluntad puso en su caminar.
Mis repetidas felicitaciones Ga, y si a usted (lector) le parece exagerado; es que no tuvo la dicha de ver la cosa tan de cerca.
¡Te amo!

lunes, 7 de noviembre de 2011

Domingo 21.00

El mejor invento...
El haber leído algunas líneas hace muy poco tiempo, alimentaron mi reflexión sobre tan dichoso juego. El Fútbol.
Recuerdo siempre esos primeros pasos, que las fotos ayudan visualizar, en donde uno vestía orgulloso los colores heredados, por vía paterna generalmente, y su mejor compañera, la pelota. Donde no era necesario ningún requisito específico, ni mucho menos se exigía cierto nivel, solamente basta un poco de espacio y poner la pelota a correr. Porque precisamente es eso el fútbol, ver y desear la pelota correr, un emisor, un receptor, un entrometido que la quiere robar, otro cuidar y uno más osado convertir. Convertir en una de las palabras más usadas en el mundo, en donde no se pronuncia en tono moderado, siempre se grita: ¡GOOOL! y  ya el filósofo parece que lo había reflexionado, es quien mueve sin ser movido, que ordena y da el primer empujón para que se desate un cúmulo de emociones, que querer encasillar en palabras sería estéril.
Todo esto también para dejar escrito en algún lado, las vivencias domingueras de las nueve de la noche. Porque si en esencia el fútbol es lindo, imagínese usted si se comparte con amigos. Quizás en la semana no los viste, no charlaste, no cruzaron ningún café, pero basta con verlo correr y tocar la primera pelota para adivinar como es que anda este amigo tuyo para dar rienda suelta a su ilusión en una esquina perdida del magno Alberdi, felizmente adornada con dos canchitas de cinco.
Ayer, Domingo, fue uno de esos encuentros donde el fútbol nos reunió una vez más para sorprendernos y hacernos acordar de que es uno de los pocos momentos en donde uno no se preocupa ni por lo que pasó ni por lo que vendrá (excepto que sean jugadas) y se dedica y encarga de vivir el presente, de no perder de vista un instante el balón y su dueño temporal. Ayer ganamos. Perdón la exageración pero créame que yo comienzo mi semana de otra manera, con la sensación de aquel que saldó una deuda, que devolvió algo ajeno, que le pudo devolver una sonrisa, al juego que nos arrancó tantas lágrimas, tantas emociones, tantas carcajadas, con un caño, un sombrero, un fierrazo desde lejos, con un cabezazo a contrapierna, con una pared, un pase en cortada, en fin, repaso en mi cabeza lo arriba escrito y la alegría llena plateas.
A los domingos de cancha con mi viejo, a los domingos de fútbol con amigos, al fútbol de todos los días; les agradezco su grata compañía.


"Y porque si,
porque sobran las bolas,
de matarla con el pecho
y no tirarla afuera.
Para jugar 
de local en cualquier cancha,
aunque pongo el corazón
y vo´ poné la plancha."

El baile de la Gambeta - Bersuit Vergarabat



.egui.

jueves, 20 de octubre de 2011

a mis Amigos...

En esos días en donde lo bueno se ha escondido,
la alegría sigue dormida y
la última sonrisa se ahogó en una copa de vino,
me acuerdo de ustedes... mis Amigos.

Y va con mayúsculas por mero homenaje
que hasta las letras deben rendirle
a tan gratas personas
y de tan diversa estirpe.

Que los caminos se han cruzado
nadie puede negar,
lo importante es entender porqué
juntos vinimos a parar.

Porque casualidad sería un insulto
ni me hablen de la suerte,
es pura providencia
coincidir en un mismo puente.

Amigos son los amigos, decía la caja boba
pues mas respeto yo pido
que los míos
son Hermanos Elegidos.

No por mi dedo, sino por el del Creador
a quién tan agradecido estoy
de habernos juntado tan cerquita
es que no me puedo pensar, sin ellos, ni un día.

El Paraná fue testigo
de tan gratos momentos,
y mi corazón hoja en blanco
donde fueron escritos dorados versos.

Una pelota siempre hubo
para dar vida a minutos muertos,
donde con nosotros no pudo
ni siquiera, el bravo sol de enero.

Y voy cerrando para volver
porque volver es encontrarlos
y encontrarme una vez más
en cada uno de sus abrazos.

.egui.


lunes, 26 de septiembre de 2011

A mi Padre


Aquella persona que decidió vivir,
vivir una vida común y corriente
con grande paciencia y amor
sabe ser feliz y sonriente.


También eligió vivir en matrimonio,
que desde el esfuerzo y el sacrificio
con ayuda y mano propia
forjaron fidelidad y amor.


Puntualidad y responsabilidad lo describen,
una sonrisa y predisposición le visten
como bandera, su trabajo
y su bastión mejor: su casa.


Cuidadoso de sus cosas, por una razón
todo lo que tiene es fruto de sacrificio
Cuidadoso pero no mezquino, lo suyo es de otros
presta desde el corazón y hasta el corazón prestó


La rudeza de su mano habla de labor
su semblante sonriente muestra su corazón
su físico fornido la fortaleza de su alma,
su sonrisa, su estilo de vida.


De pocas palabras... pero cuando hablaba, decía
porque su idioma es el buen humor
su palabra preferida: familia
su mejor momento: una reunión con los suyos


Cariñoso y sincero, de corazón agradecido
cosecha a diario lo sembrado en sus 60 y pico
con la tranquilidad de aquel que sembro semillas de amistad,
recoje hoy frutos de Amor.


¡Desde el corazón agradezco tenerte! ¡Te quiero!
.egui.

martes, 9 de agosto de 2011

Desayunando esperanzas.

A los participantes de aquel grato encuentro...

Casi sin buscarlo, aunque bien en el fondo no estoy tan seguro de que así fuera, salimos al encuentro de ustedes, o ustedes a nuestro encuentro. Si con cada mañana se renueva la esperanza, créame que aquellas primeras horas de un sábado perdido, fueron la inyección antiderrotista. Esto de ninguna manera es una preclara defensa del optimismo (con el cual nos llevamos muy poco), pero si se puede ver como una mirada diferente. Eso precisamente, una mirada. Un intercambio de vidas, una amalgama de experiencias, una comunicación sin palabras, un fundir caminos para tratar de que ya no sean diferentes las vías que uno transita. Yo estoy seguro de que si no hubiéramos sido nosotros, hubieran sido otros pero ya que fuimos nosotros, aprovechemos las coordenadas que nos han sido confiadas para hacer del tiempo y del espacio un momento con sentido, con sentido de trascendencia, digno del recuerdo.
Ni yo, ni vos, ni nosotros estábamos preparados para compartir una mañana, pero ¿qué es estar preparados? ¿hay que estar preparados para dialogar con la mirada? Si cuando los ojos pueden percibir que se acerca alguien de buena voluntad, con una sonrisa, con un semblante esperanzador, con ganas de compartir, difícilmente puede uno negarse.
Un encuentro que anhelo se repita, sabemos bien que es poco lo que cada uno tiene para brindar pero no por eso tendríamos que dejar de hacerlo; al contrario tendríamos que poner todo (que es poco) de cada uno de nosotros para que el próximo encuentro vaya fijando las bases de las sólidas aceras de la constancia, herramienta utilísima en estas tareas.
Por eso la invitación, salgamos a las calles una vez más, dejemos la comodidad y la adicción del confort para poder darnos cuenta de lo verdaderamente trascendental, que es poner en uso ni mas ni menos que uno de los caracteres intrínsecos del hombre, somos animales sociales. ¿Acaso no estaríamos cercenando una parte de nuestro ser si no nos ocupáramos de nuestros pares?
Que lo fraterno reine en lugar de lo hostil, que lo solidario señoree por sobre la individualidad, que lo cercano establezca relaciones, que lo sencillo mande sobre la opulencia, que lo humilde sea reivindicado, que lo bueno encontrado y lo malo olvidado, que lo humano sea tal y no reduzcamos su visión al mero instinto de sobrevivir, cuando estamos hechos para convivir.


.egui.