martes, 9 de agosto de 2011

Desayunando esperanzas.

A los participantes de aquel grato encuentro...

Casi sin buscarlo, aunque bien en el fondo no estoy tan seguro de que así fuera, salimos al encuentro de ustedes, o ustedes a nuestro encuentro. Si con cada mañana se renueva la esperanza, créame que aquellas primeras horas de un sábado perdido, fueron la inyección antiderrotista. Esto de ninguna manera es una preclara defensa del optimismo (con el cual nos llevamos muy poco), pero si se puede ver como una mirada diferente. Eso precisamente, una mirada. Un intercambio de vidas, una amalgama de experiencias, una comunicación sin palabras, un fundir caminos para tratar de que ya no sean diferentes las vías que uno transita. Yo estoy seguro de que si no hubiéramos sido nosotros, hubieran sido otros pero ya que fuimos nosotros, aprovechemos las coordenadas que nos han sido confiadas para hacer del tiempo y del espacio un momento con sentido, con sentido de trascendencia, digno del recuerdo.
Ni yo, ni vos, ni nosotros estábamos preparados para compartir una mañana, pero ¿qué es estar preparados? ¿hay que estar preparados para dialogar con la mirada? Si cuando los ojos pueden percibir que se acerca alguien de buena voluntad, con una sonrisa, con un semblante esperanzador, con ganas de compartir, difícilmente puede uno negarse.
Un encuentro que anhelo se repita, sabemos bien que es poco lo que cada uno tiene para brindar pero no por eso tendríamos que dejar de hacerlo; al contrario tendríamos que poner todo (que es poco) de cada uno de nosotros para que el próximo encuentro vaya fijando las bases de las sólidas aceras de la constancia, herramienta utilísima en estas tareas.
Por eso la invitación, salgamos a las calles una vez más, dejemos la comodidad y la adicción del confort para poder darnos cuenta de lo verdaderamente trascendental, que es poner en uso ni mas ni menos que uno de los caracteres intrínsecos del hombre, somos animales sociales. ¿Acaso no estaríamos cercenando una parte de nuestro ser si no nos ocupáramos de nuestros pares?
Que lo fraterno reine en lugar de lo hostil, que lo solidario señoree por sobre la individualidad, que lo cercano establezca relaciones, que lo sencillo mande sobre la opulencia, que lo humilde sea reivindicado, que lo bueno encontrado y lo malo olvidado, que lo humano sea tal y no reduzcamos su visión al mero instinto de sobrevivir, cuando estamos hechos para convivir.


.egui.

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