viernes, 19 de octubre de 2012

Encomio del Hombre II

Encomio: alabanza encarecida, según La Real Academia. Es esta línea en la que quiero seguir vomitando desordenadamente algunas sensaciones y convicciones que me genera el Hombre.
Ayer al subir al colectivo en una de mis tantas idas y venidas, se subió un muchacho con su guitarra a "hacer el mango" dejándonos a nuestra merced su talento cultural. Inevitablemente me llevó violentamente a otros pensamientos que mucho tenían que ver con la situación en curso. Este hombre se expuso quizás al más despiadado e implacable de los juicios: la mirada del otro, el qué dirán, y tantas sandeces más con las que se trata de suavizar algo tan tremendo como es la condena, determinación y cosificación del otro en el instante en que ingresa a nuestras vidas.
De repente volví a estar presente y debo confesar que no fueron pocas las buenas sensaciones que regaló en ese momento un encuentro de pares, porque me parece que ahí reside el mayor de los problemas: no nos consideramos pares. Somos pares en tanto semejantes, similares, animales, vivos, insertos en un mundo y en un espacio determinado que podría no haber existido, o más aún, podríamos no haber coincidido... en diez mil años de humanidad coincidir con un par, con otro, con un hermano... ¡no es poca cosa che! Teniendo bien presente como en otras corduras menores hemos hablado, que Hoy no va ser Nunca Más.
Por eso una vez más me encuentro en una obligación de orden moral: agradecer. Agradecer a este buen hombre que puso en música sus buenos deseos para con el mundo, agradezco al público transeúnte de aquel momento, a mi compañero de asiento que con un gesto de aprobación parecía asentir mis locuras internas, agradezco al buen chofer que mientras nosotros gozabamos del espectáculo de la vida, el nos llevaba por los caminos de siempre con preocupaciones diferentes. Agradezco a aquellos que devolvieron un saludo, una sonrisa, una mirada empática, una palmada en el hombro, un abrazo, un apretón de manos, a fin de cuentas, agradezco a aquellos que se dieron cuenta que este momento no lo vamos a vivir más y decidieron hacer de su presente algo mejor; también agradezo a aquellos que aún no se han dado cuenta de la finitud del Hombre pero seguramente han sido escenario y protagonista de buenos y hondos momentos.
Lo escribí anteriormente, lo sostengo aún, confío, creo y apuesto al Hombre... Hermano de este mundo, Rey de lo creado, tiende a su Creador/Fin Último de su existencia.

.egui.

1 comentario:

  1. "El Hombre... como la paradoja del observador, que con sólo contemplar el evento, ya lo modifica para siempre..." E. Galarga

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