viernes, 5 de febrero de 2016

Compre, vendí y perdí.

"Y es así:
o te rebelás
o te consumís
(cerrando los ojos, no sirve aplaudir...)
La hora del miedo, parece llegar
y aquí
no vale pensar..." El Señor de La Vela Puerca

Nos vamos a morir. Tal afirmación no le aporta ninguna novedad a nuestro existir pero si le sumo una variable a este postulado me despierta cierta inquietud. Nos vamos a morir sin saber verdaderamente quienes somos.
Si fuésemos capaces de desentrañar todos los encondrijos de nuestra existencia, la misma sería necesaria y ya no contingente, sometida a nuestras cotidianas coordenadas de tiempo y espacio en las cuales nos movemos, somos y estamos. Si fuésemos capaces de poder aprehender todo tal cuál es sin que nada se escape estaríamos en presencia de otro tipo de ser. De manera que no deja de ser interesante pensar en aquellos intervalos donde somos arrebatados por una suerte de golpe al orgullo donde nos damos cuenta que no podemos con todo. Y esto puede sonar a la más grande de las excusas, quizás así sea pero al menos esta vez no es mi interés reparar en ella, si es el tuyo adelante, llamale excusa y abona el determinismo de ciertas miradas científicas.
Pensar y asumir que no podemos con todo, supone tragarse cierto orgullo que cuesta digerir pero suaviza el criterio. Parece aquellos remedios que de chicos nos propinaban y al parecer nos curaban pero su sabor era tan amargo y fiero que de momentos preferíamos seguir enfermos con tal de no tragar ese ungüento por mandinga preparado.
Pensar y asumir que no podemos con todo, supone estirar la mano para pedir ayuda y en el mejor de los casos encontrar otra mano que ayude a caminar. Esta mano es de otro necesitado que tras el mismo proceso o uno mucho más saludable pone al servicio su compañía. Es sencillamente complejo que seamos en tanto y en cuanto nos reconozcamos y actuemos como necesitados. Ser en necesidad constante de ser necesitado. La plena confianza, la absoluta creencia que puedo solo nos cercena de tal manera que recorta las propias proyecciones y las reduce a horizontes de óleo, que no resisten un atardecer.
Quizás cuando más necesitado soy, más me humanizo y mientras más humano, más necesitado. Pero la necesidad tiene mala prensa, lo esperable, lo que se vende, lo que se busca, no es al tipo necesitado. Se busca al necesario y de esos no hay ninguno, mejor dicho, hay uno solo.
Hoy me voy a dormir pensando que compré una gran aparato de complejidad, con ciertos tecnicismos propios de los que saben del tema, me creí que mientras más difícil y rebuscado mejor. Desprecié la sencillez, la subestimé de tal manera que la vendí por dos monedas, orgullo y soberbia.
Compré un buzón contento de mi adquisición, creí hacer lo correcto, incluso me encontré a varios que con rebuscadas palabras halagaban el gran buzón. Compre, vendí y perdí. Nunca entendí la lógica del mercado, quise hacerme el enganche con un 2 en la espalda.
Pero mañana espero no caer en la misma treta, voy a aventurarme en la lógica de la necesidad... Regalar, esperar y agradecer.

.egui.

1 comentario:

  1. Quizás, al haber aprendido algo, no se perdió del todo. Y si de balances hablamos, qué tendrá más valor...? Si lo aprehendido o lo perdido...

    ResponderEliminar