miércoles, 8 de junio de 2016

Ella y el ladrón

Al parecer todo sucedía con antipática cotidianeidad hasta que se encontró con el más horrible de los ladrones, aquel que roba los recuerdos... o bien hay veces que en lugar de robar (no sin cierta violencia) le juega alguna treta a la memoria, cambiándole la carátula a los cajones que esta tiene por cuestiones meramente organizativas. Como usted se imagina, toda memoria tiene cajones, grandes, chicos, con polillas o sin ellas, hay cajones. Este ladrón en su arista de burlón cambia el rótulo de las gabetas y disfruta de los contratiempos propios del asunto... este.... de... la memoria.
Los incordios generados no solo molestan a la víctima si no también a quienes rodean al damnificado/a de tal asunto, con lo cual el mayor peligro es que este se convierta en doblemente víctima, víctima del robo propiamente dicho o los juegos del ladrón burlón y en ocasiones también víctima de la impaciencia, la presión, la insistencia de aquellos que rodean al afanao o embromao. Porque hay necesidades que no pueden esperar o al menos eso nos enseñaron, mal enseñados.
La víctima fue ella, el ladrón burlón el destino.
Este ladrón que según sus propias palabras juega con los recorridos de otros porque el propio es un tanto aburrido, disfruta morbosamente de cambiar carátulas y rótulos o robar algunos recuerdos, creyendo de tal manera estar ejerciendo algún tipo de virtud o conocimiento validado vaya uno a saber por quién, o peor aún, ¿qué público disfruta de los olvidadizos? así le llaman a las víctimas de este tipo. Así le llaman a ella.
Ella, producto del propio engaño o robo, se encuentra en una situación de inseguridad. Tanto por el robo como por el esfuerzo que hace para tratar de entender las reglas de una lógica que ella no eligió, desfragmentando parte por parte un reglamento que cambia a cada paso, en cada jugada. Un poco cansada y otro poco aburrida de jugar un juego que no entiende activó un dispositivo que el ladrón burlón no consigue conquistar ni sabotear.
Activó la memoria del corazón, y ahora es ella quien pone reglas conocidas, en las cuales se encuentra cómoda, ella siempre puso el corazón, ella guarda todo en su corazón. El ladrón burlón algo sospecha del nuevo paradero de los recuerdos pero ya no es su jurisdicción, no nació ladrón capaz de gambetear un sistema de alarma que atesora lo más atesorable, las memorias del corazón.
Quizás el ladrón pueda robar fechas, números, nombres, sistemas, palabras, largos poemas, cortas frases, natalicios, defunciones pero quedate tranquila, que ese muchacho no puede robar caricias, sensaciones, abrazos, miradas, desayunos, besos, palmadas. Ella entendió que hay una manera de no olvidar, que hay una manera de resguardarse del ladrón de los recuerdos, activó un dispositivo que no es susceptible de boquetes neurológicos....
Plazo fijo en el corazón, tazas altísimas.
Tesoros en el corazón.
Tesoros.
Ella y sus tesoros son inolvidables, porque no son necesarios los recuerdos, su corazón conjuga un solo tiempo. AMA EN PRESENTE.

.egui.

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